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La trufa blanca

El diamante de Alba

trufa blanca

Hablar de la trufa blanca es hablar de un manjar inolvidable, ya que el tartufo bianco es uno de los ingredientes más importantes y apreciados en la alta gastronomía mundial, es una auténtica rareza que crece en la zona del Piamonte italiano. Alba una pequeña población del noreste de Italia.

Solo se recolecta durante los meses de otoño, concretamente entre octubre y noviembre, su escasez y la dificultad de su recolección ha convertido a este producto en uno de los más caros del mundo.

Se trata de una variedad de un hongo silvestre, que se caracteriza por su piel blanquecina y crece en simbiosis con encinas y robles, avellanos y chopos.

Su sabor y aroma son intensísimos y no admite la cocción, la trufa se come cruda, laminada, rallada, espolvoreada sobre los platos a los que aporta un aroma muy intenso.

Ajo, heno, queso, tierra mojada, setas, especias. El aroma que desprenden los mejores ejemplares de trufa blanca es lo que realmente enamora.

El precio de estas trufas puede alcanzar cantidades astronómicas, de hecho se han llegado a pagar más de 6,000 euros el kilo.

Cada temporada, los pocos ejemplares del tartufo bianco que se recolectan se convierten en objeto de deseo de los mejores restaurantes del mundo, quienes esperan poder aromatizar sus suculentos platos con este manjar gastronómico.

Alba, es conocida como la capital de la trufa blanca, cada año acoge la famosa feria internacional de la trufa blanca de Alba, que atrae a unos 100,000 visitantes del mundo entero, que acuden para comprar, vender y oler el sabroso hongo.